sábado, 13 de diciembre de 2014

4 - La revolución industrial

9 de enero de 2006

La revolución industrial (12, 3) se debe al descubrimiento y a la explotación por el hombre de las energías llamadas ·fósiles" (4) (carbón, petróleo, gas). Nacida en Inglaterra en el siglo XVIII, esta revolución continúa extendiéndose por todo el planeta hasta nuestros días revolucionando nuestro modo de vida.

Mientras que la revolución neolítica (artículo precedente) apareció de manera independiente en diversos centros separados en el espacio (sobre todo el planeta) y en el tiempo (en varios milenios), la revolución industrial se propaga a partir de un solo centro y se expandió en tan sólo algunos siglos. Es pues una revolución mucho más rápida y a mucha mayor escala. No es pues de extrañar que sus consecuencias sean todavía más dramáticas.







La máquina de vapor de James Watt que originó la revolución industrial

Su primer efecto fue resolver por un tiempo el problema de la sobrepoblación señalado por Malthus. Gracias a la mecanización de la agricultura, a los fertilizantes y pesticidas industriales, y al progreso en el acondicionamiento y el transporte de los productos alimenticios, la población del planeta pasó de cerca de 600 millones de individuos en 1800 a 6 mil millones (5) a finales del siglo XX (octubre de 1999).

Otro efecto mayor es un crecimiento considerable de los bienes de consumo con las consecuencias que conocemos para el hombre y el medio ambiente: éxodo rural y concentración urbana observados en Europa desde el siglo XIX, polución, etc...

Un tercer efecto es una aceleración del progreso técnico al que debe adaptarse el hombre constantemente. Mientras que la revolución industrial continúa, aparece ya una nueva revolución, llamada de la información y de la comunicación, de la que no somos capaces todavía de calibrar sus consecuencias.

Una consecuencia general del progreso es la creación de desigualdades en la distribución de las riquezas, no solamente entre los individuos, sino también entre las naciones que habrían progresado con más o menos retraso. Otra consecuencia es la crisis que provoca en la transmisión de los conocimientos de una generación a otra, de lo que se deriva una crisis de la educación, o más generalmente, una crisis de la cultura (6).

Como lo hemos visto en la revolución neolítica, la revolución industrial, una vez iniciada, no podía más que extenderse por toda la superficie del planeta. Imaginemos por un instante un país que hubiese controlado su expansión demográfica y no tuviese ninguna necesidad de industrialización. ¿Cómo podría resistir a la presión ejercida por las naciones industrializadas que la rodean? De ahí la inevitable globalización, más dramática hoy en día que no lo ha sido jamás.

De este modo el hombre está atrapado entre un pasado familiar pero que está obligado a abandonar y un futuro siempre amenazante. Como lo ha descrito muy bien Kafka, "hay dos antagonistas: el primero lo empuja desde atrás, desde el origen. El segundo bloquea el camino delante de él. Combate con los dos. En efecto, el primero le sostiene en su combate contra el segundo, ya que lo quiere empujar hacia adelante, e igualmente el segundo le empuja hacia atrás. Pero no es así más que teóricamente. Ya que no están presentes solamente los dos antagonistas, sino también, además él mismo, ¿y quién conoce realmente sus intenciones? Su sueño, sin embrago, es que alguna vez, en un  momento de inadvertencia -y haría falta una noche más oscura que no la haya habido jamás- abandona de un salto la línea de combate y es elevado a causa de su experiencia en el combate, a la posición de árbitro sobre sus antagonistas en su combate del uno contra el otro" (7).

¿Sabrá el hombre, algún día, tomar por su mano su destino?




(3) Jean-Pierre Rioux, La révolution industrielle, 1780-1880 (Seuil, 1989)



(6) Hannah Arendt, La crise de la culture (Gallimard, 1972)

(7) Citado por Hannah Arendt en la obra precedente cuyo título en inglés es “Between past and future” (entre el pasado y el futuro).



FRANÇOIS RODDIER

Traducido por AMADEUS de: <http://francois-roddier.fr/?p=5>



5 comentarios a "4 - La revolución industrial"

ngane dijo:

Quisiera las causas y consecuencias de la segunda revolución industrial en Europa.

François Roddier dijo: 

La revolución industrial, tal como la he esbozado, puede ser en efecto descompuesta en varias fases ligadas, en mi opinión, a las utilizaciones sucesivas de diversas formas de energía: carbón, electricidad, petróleo, nuclear (ver por ejemplo  http://www.memo.fr/article.asp?ID=CON_IND_000 ). Mi objetivo aquí es simplemente subrayar la importancia de la energía en la evolución de la humanidad. Volveré en profundidad sobre este punto.

maria dijo:
Quiero información sobre la revolución neolítica y sus consecuencias


François Roddier dijo: 

Me ausento una quincena de días y le responderé en cuanto vuelva


François Roddier dijo: 

Quiero información sobre la revolución neolítica y sus consecuencias


Encontrará una excelente descripción de la revolución neolítica y de sus consecuencias en el libro de Jared Diamond titulado “Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies” (Prix Pulitzer 1998). Este libro ha sido traducido al francés bajo el título “De l’inégalité parmi les sociétés” (Gallimard, 2000). Según Jared Diamond, es porque la revolución neolítica se inició en Oriente Medio, que la civilización europea tomó una ventaja considerable sobre todas las demás.

El impacto de esta revolución sobre nuestros genes es descrito por Luca Cavalli-Sforza en su libro "Gènes, Peuples et Langues" (O. Jacob, 1996). En esta obra Luca Cavalli-Sforza retoma la hipótesis de Marija Gimbutas que atribuye el origen común de las lenguas indo-europeas a la civilización Kurgana al norte del Cáucaso. Su lenguaje se habría propagado gracias a la domesticación del caballo. Esta hipótesis es cada vez más criticada. Según Russel Gray y Quentin Atkinson (1) el origen común de las lenguas indo-europeas se situaría en Anatolia. Según ellos, es la lengua de los primeros agricultores que se habría propagado al mismo tiempo que su técnica agrícola.

Seguidamente a la revolución neolítica, el hombre ha tenido que adaptarse a las epidemias engendradas por una densidad de población y la proximidad de los animales domésticos. Ha tenido que adaptarse también a una nueva alimentación rica en cereales y lácteos. Es por eso que nuestros genes han evolucionado (por selección natural). Los nutricionistas descubren que en nuestros días el hombre no está más que imperfectamente adaptado a este tipo de alimentación, la leche y los cereales, siendo las dos principales causas de intolerancia alimentaria (intolerancia a la lactosa y al gluten). Un nutricionista francés, el Doctor Jean Seignalet ha curado a numerosos enfermos gracias a un régimen sin lactosa ni cereales (2). En los Estados Unidos numerosos nutricionistas recomiendan un régimen similar llamado "paleolítico" (3).



De hecho, el hombre encontró desde hace tiempo como hacer digeribles la leche y los cereales gracia a los fermentos lácticos. Es bien conocido para los quesos en los que la lactosa ha sido descompuesta por los bacilos lácticos. Es menos conocido para el pan. Si se utiliza una levadura llamada "natural" muy rica en bacilos lácticos, entonces la gliadina (proteína responsable de la intolerancia al gluten) es neutralizada. Desgraciadamente, desde hace un siglo, los panaderos utilizan levadura de cerveza, alterando así la salud de cerca del 1% de la población, sin que éstos se den siempre cuenta. Yo mismo he descubierto a los 68 años que el gluten había sido desde mi infancia, el principal responsable de mis problemas de salud (enfermedad celíaca frustrada). Desde entonces, ¡yo mismo me hago el pan!

Después de haberse adaptado a la alimentación neolítica, el hombre va a tener que adaptarse a una nueva forma de alimentación llamada industrial de la que vemos por todas partes los efectos todavía más catastróficos (obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas).




Traducido por AMADEUS de: <http://francois-roddier.fr/?p=5

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